Imputaron a un joven por la muerte del ingeniero sanrafaelino

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Matías Lozano tenía 34 años

Un joven de 19 años que había sido detenido por su supuesta vinculación con el caso, fue imputado de los delitos de “homicidio, robo y estrago en concurso real”. Lo que ahora la justicia intentará determinar es su vinculación con la víctima y el motivo por el cual la habría asesinado. 

La muerte de Matías Lozano (34), el ingeniero químico sanrafaelino que apareció asesinado en su departamento de la capital neuquina durante la madrugada del miércoles, sigue impactando a la opinión pública de la vecina provincia y de nuestro departamento.
Ayer, un joven de 19 años que había sido detenido durante la tarde del mismo miércoles por su supuesta vinculación con el caso, fue imputado de los delitos de “homicidio, robo y estrago en concurso real” y su situación procesal es harto complicada. Lo que ahora la justicia intentará determinar es su vinculación con la víctima –tendrían una relación voluntaria reciente- y el motivo por el cual el ahora acusado formalmente la habría atacado hasta provocarle la muerte.
En conferencia de prensa, ayer la fiscal de Homicidios María Eugenia Titanti, que se encuentra a cargo de la investigación, aseguró que “hemos dado con la persona que, entendemos, es la que cometió el hecho”.
Además, y ante la versión de que el joven detenido pudiera haber padecido un “brote psicótico” al cometer el crimen, Titanti confirmó que el acusado se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico y medicado, pero que el psiquiatra forense del Poder Judicial neuquino dio luz verde para su imputación.

Una muerte
sumamente violenta
El miércoles, cerca de las 4, un incendio en el sexto piso despertó a todos en el edificio de calle Juan José Castelli al 235 de la ciudad capital de Neuquén. Rápidamente, los vecinos llamaron a los bomberos, quienes lograron sofocar las llamas que en ese momento consumían un futón y otras dependencias de un departamento y descubrieron que en el interior había un hombre sin signos vitales.
Cuando lograron retirar el cuerpo, pudieron identificarlo como el de Matías Alfredo Lozano y, a posteriori, la autopsia confirmaría que presentaba 17 heridas punzocortantes, tres de mayor magnitud, y que una le había afectado el páncreas.
El escenario del edificio ubicado en el Alto neuquino era impactante: había vidrios rotos de una ventana del departamento que ocupaba Lozano y de dos blindex del edificio, uno trasero y otro de la entrada, donde también había manchas de sangre. Los investigadores creen que en la huida el atacante del ingeniero sanrafaelino se cortó las manos al golpear los vidrios.
Los rastros hemáticos llevaron a los perros de la Policía neuquina hasta una escuela que se encuentra a unos 150 metros del mencionado departamento, donde había tres valijas abandonadas, y luego hasta un descampado detrás del hipermercado Coto de esa ciudad, donde hallaron un martillo y una mochila. En esta última, los policías encontraron un DNI que los llevó hasta donde vive el joven detenido, en el barrio 14 de Octubre.
Los efectivos del Departamento de Seguridad Personal montaron guardia afuera de la casa y observaron cuando un joven tiraba una bolsa al cesto de basura. Adentro había ropa manchada con sangre y eso fue el puntapié para obtener una orden de allanamiento y lograr la detención del sujeto, que ahora está formalmente acusado de haber ultimado a Lozano, de haberle robado sus pertenencias y de incendiar su departamento.

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